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Como inicio mi aventura

Redefiniendo la Desvinculación de Personal: 

Desde mi proceso de selección para ingresar a Silverline Central America pude darme cuenta de lo distinta que es. Hoy quiero compartir una experiencia profesional y personal que considero puede ser provechosa para todos tanto colegas de RRHH como personas empleadas y managers en general. 

Puedo con seguridad, confirmar que, demostrar genuinamente empatía y el respeto puede transformar completamente cuán apreciado se sienten los colaboradores dentro de su ambiente de trabajo. He aprendido que decir y hacer son dos cosas distintas y que las empresas pierden talento por no tener coherencia en el decir versus el hacer. Quiero hablar en específico del proceso de desvinculación. 

Está en voga innovar con los procesos de onboarding: que si el regalito de la libreta, lapicero, los dulces, invitaciones a comer, proceso de training, entre muchas prácticas. Y sin embargo, es común que cuando un colaborador es desvinculado, se le trate como a un delincuente, quitándole sus accesos repentinamente y poniendo hasta un abogado para darle la noticia y escoltarlo hacia la puerta.

¿Dónde está nuestra demostración de agradecimiento, respeto y dignidad hacia alguien que ha contribuido a nuestra historia durante X cantidad de tiempo? y que en muchas ocasiones, sacrificó tiempo personal para lograr un objetivo laboral.

Como Gerente de Recursos Humanos y más recientemente Gerente de Marketing y Reclutamiento en Silverline Central America, he tenido el privilegio de formar parte de un cambio inusual pero increíblemente valioso: una política de desvinculación con 30 días de antelación.

Desde mi entrada en esta empresa hace cuatro años, siempre he sentido un ambiente de respeto y compromiso. Este respeto se ha reflejado no solo en la forma en que trabajamos diariamente, sino también en la reciente noticia de mi propia desvinculación. La notificación de desvinculación que recibí no fue abrupta ni impersonal; en cambio, mi líder directo se acercó a mí, me dio la noticia, recibí unas palabras de agradecimiento y se me brindó un plazo de 30 días para facilitar la transición en la cual se me ha brindado la oportunidad de buscar empleo abiertamente y atender a entrevistas para una próxima oportunidad.

 

¿Cuántas personas han pasado por algo similar?

Exacto: casi nadie.

 

Pero… ¿Por qué 30 días de antelación en un despido?

Esta decisión, poco común en el mundo empresarial, ha resultado ser una práctica sumamente beneficiosa tanto para la empresa como para mí como colaboradora. Quisiera compartirles, por qué las empresas deberían considerar adoptar políticas de desvinculación más humanas y proactivas:

Respeto y Bienestar del Colaborador:

La antelación de 30 días permite que el colaborador procese la noticia, planifique su transición y busque nuevas oportunidades laborales sin la presión inmediata de la búsqueda de empleo. Se valora su bienestar emocional y se reconoce su contribución.  Además, el colaborador tiene tiempo para evaluar sus finanzas, prepararse para posibles períodos sin empleo y buscar asesoramiento financiero. Esto reduce el estrés financiero asociado con la pérdida de empleo.

 

Transferencia de Conocimiento:

Un plazo de 30 días, es suficiente para brindar una transferencia de conocimiento más efectiva. El colaborador puede capacitar a otros miembros del equipo, documentar procesos y asegurarse de que no se pierda información crucial. Esto fortalece la continuidad operativa en donde gana la empresa.

 

Ser agentes de cambio en nuestro país:

La empresa demuestra un compromiso continuo con el bienestar de sus colaboradores teniendo un impacto positivo en la lealtad de los empleados actuales y antiguos, lo que contribuye a una cultura empresarial positiva y a una buena reputación en el mercado laboral. El colaborador desvinculado, al ser tratado con respeto, también mantiene una imagen positiva de la empresa, dando siempre buen testimonio de su tiempo en ella.

 

Para concluir, la antelación de 30 días en el proceso de desvinculación es una práctica que debería ser más común en el mundo empresarial puesto que añade coherencia entre lo que una empresa dice que es y lo que realmente hace. Fomentando la humanidad en el ámbito laboral que sea real y dando el ejemplo de un estándar elevado de respeto mutuo entre empleadores y colaboradores.